Su uso es sencillo y ante todo discreto. Sólo se requiere higiene, se pueden lavar con agua y jabón preferiblemente antibacterial, y antes de su uso se recomienda utilizar un lubricante para facilitar su colocación.
Se introducen una vez lubricadas, una a una en la vagina, como si fueran un tampón. Los movimientos como andar, subir y bajar escaleras, cruzar las piernas etc, provocan el movimiento interno de las bolas, la bola interna golpea suavemente la bola que la contiene, provocando distintas sensaciones de placer